El Touchball con rebote es un juego cooperativo por equipos que combina precisión, agilidad y estrategia. El objetivo principal es lanzar la pelota contra una superficie de rebote —como un mini trampolín— y que un compañero la atrape tras el bote, sin que toque el suelo. Si lo consiguen, el equipo mantiene la posesión; si falla, pasa al rival.

Las reglas básicas son simples: no se puede repetir lanzador ni receptor consecutivamente, hay un máximo de tres segundos con el balón en las manos, y cada equipo debe realizar un mínimo de un pase antes de lanzar al rebote.

Este juego se puede adaptar fácilmente: se puede jugar con pelotas más grandes, limitar zonas de lanzamiento o añadir roles defensivos para interceptar. Además, fomenta el desarrollo de habilidades motrices, la comunicación y la visión de juego. Como consejo, se recomienda moverse constantemente, estar atento a los rebotes y priorizar pases claros para mantener la fluidez del juego. Ideal para trabajar en grupos reducidos y para sesiones donde se busque intensidad con control.